BIOGRAFÍA DE LUIS FANTE:
Luis Fante, músico y peluquero, conocido en el mundo entero como L. Fante. Nacido en un pequeño y frío pueblecito de Madrid en la década de los 50.
Apasionado con su deber como peluquero e ilusionado con su profesión musical. Pasó largos periodos de su vida tratando de ocultar su apellido, con tendencia a provocar una risa demasiado fácil a quiénes lo unían con la inicial de su nombre. Además tenía unos grandes y pesados complejos físicos, lo que afloraba aún más la broma. Él siempre quiso ser médico pero temía ser llamado Dr. L. Fante, aspecto del que no se libró gracias a su virtuosismo musical.
Con el tiempo aprendió a vivir con ello, con su “apodo” fatal y con 10 kilos menos. Abandonó para siempre el oficio de peluquero y se dedicó plenamente a la música. Su nombre dejó de ser interesante para los graciosos y empezó a ser frecuente en las conversaciones de los estudiosos.
Llegó a ser una gran celebridad mundial, siendo él curiosamente quien, al final de su vida, bromeaba con su propio nombre.
A los 85 años de edad, L. Fante falleció y en conmemoración suya, aquellos seres más allegados y queridos en su vida, mandaron construir un gran monumento con forma de elefante en el centro de su pueblo natal.
CONCLUSIÓN:
Este fue el resultado de una
actividad que nos propuso la profesora de Literatura en una de sus
clases. En 30 minutos debíamos escribir la Biografía de un personaje ficticio
llamado L. Fante (Luis Fante) que tuviera un poco de gracia sin intercambiar
palabra con nuestros compañeros.
Antes de comenzar dicha actividad estuvo compartiendo con
nosotros algunas Biografías de libros que ella conocía, cada cual más curiosa y
original que la anterior. Aquellos textos parecían fáciles de crear, en mi cabeza
ya rondaban algunas ideas. Pero como bien digo… parecía. Hasta el momento en
que tuvimos que enfrentarnos a una hoja en blanco y depender de tan solo media
hora para tirar de nuestra inventiva y originalidad. Y no sé la de los demás, pero
mi mente estaba aún más en blanco que el papel que tenía preparado encima de
mi mesa, y a juzgar por las caras de mis compañeros algo similar les estaba
ocurriendo.
Pero, ¿qué nos estaba pasando? No era la primera vez que escribíamos
relatos, cuentos, descripciones, argumentaciones, reflexiones… Entonces nos
dimos cuenta: la presión estaba pudiendo con nosotros. Una actividad tan
divertida y original como la creación de una Biografía de un personaje con
nombre de elefante, sujeta a la cuenta atrás del reloj empezó a ser un poco
frustrante para nosotros.
Y así, poniéndonos durante unos minutos en la piel de
alumnos de primaria que han de terminar una creación literaria antes de acabar
la clase, con muy poca o ninguna experiencia en la realización de este tipo de
redacciones, comprendimos la presión a la que se somete a los niños y niñas muchas
veces de forma innecesaria.
De hecho, recuerdo haberme sentido así en bastantes momentos
a lo largo de mi trayectoria académica. Acabas creyéndote que lo que el
profesor o profesora te está proponiendo para esa clase no es para ti, que no
eres capaz de hacerlo… produciéndose un bloqueo.
Quizá la solución esté en empaparles de textos creados por
nosotros mismos o seleccionados para que los tomen como punto de partida,
llevar a cabo actividades de iniciación a la creación de textos literarios en
el aula, darles la oportunidad de compartir e intercambiar ideas con sus
compañeros… Y también, dedicarle más tiempo a este tipo de actividades, que los
alumnos tengan la oportunidad de continuar con ellas en un ambiente más
tranquilo y relajado como su habitación o la biblioteca en la que no sientan
ningún tipo de presión.
Estupenda reflexión. Te anoto la actividad como voluntaria.
ResponderEliminar